Basta un breve instante de soledad con el Pastoruri para oír el sonido del cambio climático. El nevado más visitado de la Cordillera Blanca se deshace todos los días en millones de gotas que caen sobre un lago formado --y ahora alimentado-- por su deshielo. Aquel charco de agua que avanza y perfora su débil estructura será la tumba del Pastoruri. "Creo que no tardará más de 10 años en derretirse por completo", estima el geólogo Marco Zapata Luyo, quien desde hace más de 30 años observa el acelerado retroceso del nevado huaracino.
Marco Zapata es coordinador de la Unidad de Glaciología del Inrena. Él hace unas semanas declaró que el Pastoruri ya no podía ser considerado un glaciar. En 10 años la capa de hielo ha retrocedido más de 350 metros. Todo glaciar tiene una zona de acumulación (alimentación) y otra de ablación (la parte más baja, donde se produce el derretimiento). "En el caso del Pastoruri ya no existe esa división; todo se está derritiendo", dice el geólogo. La nieve que se acumula en la época de lluvias debería alimentar el nevado, pero acaba derritiéndose. Morirá de inanición.
Alrededor del Pastoruri, además de dos lagos, se han formado varias quebradas por donde discurren las aguas del deshielo que alimentan el río Santa. No se conoce por el momento el número exacto de riachuelos formados ni los volúmenes de agua que se estarían perdiendo diariamente. La Unidad de Glaciología está elaborando un balance de las masas glaciares en el país, al final del cual conoceremos no solo la cantidad de agua perdida sino también los lagos que han surgido o desaparecido a causa del retroceso glaciar.
Pastoruri se extingue aceleradamente. Cuando en junio del año pasado Marco Zapata lo fotografió, el nevado era una sola masa de hielo. Tres meses más tarde, se había partido en dos. "Esta separación apresurará la deglaciación", dice el geólogo, y señala la enorme cresta de piedra que ahora divide la masa de hielo. La zona que recibe mayor presión turística es coincidentemente la que más hielo ha perdido.
Ubicado en el Parque Nacional Huascarán, el Pastoruri recibe alrededor de 160 mil visitantes por año. Aunque el cambio climático es el primer responsable de lo que ocurre con los nevados, Marco Zapata sostiene que también el turismo podría influir en la pérdida de hielo. "No sabemos en qué medida influirá, pero sí influye", asegura.
LA ERA DEL DESHIELO
Una mosca puede ser un síntoma del diagnóstico de la Cordillera Blanca. En las alturas de la comunidad campesina de Catac, en cuyas tierras se encuentra el Pastoruri, antes era imposible toparse con moscas sobrevolando en las narices. Pero lo que antes era improbable hoy es cotidiano. "Las moscas son sensibles a los cambios de temperatura", advierte Jean Ortiz, jefe del Parque Nacional Huascarán.
¿Qué otros efectos traerá el incremento de temperatura en la Cordillera Blanca? No se sabe. La investigación sobre el impacto en la biodiversidad es nula. "No hay presupuesto para este tipo de estudios. El presupuesto para el parque es de tan solo 53 mil soles", explica Ortiz, y compara esta cifra con el sueldo anual que percibe. "Es imposible garantizar la seguridad del parque con ese presupuesto. Por ejemplo, Machu Picchu cuenta con más de 4 millones de soles: 75 veces más.
La seguridad es el talón de Aquiles en la administración del Pastoruri. A pesar de que se han determinado las zonas de acceso y las restringidas, los visitantes no siempre las respetan. A falta de buena vigilancia, los turistas ingresan al nevado por donde mejor les plazca. El último miércoles, mientras lo recorríamos, hallamos pisadas frescas en un área supuestamente restringida y en una época en la que el Parque Nacional Huascarán está clausurado para el turismo.
En otros glaciares turísticos del continente, como el Perito Moreno, en Argentina, la seguridad es fundamental. Existe solo una y bien señalizada galería de acceso, custodiada por decenas de guardaparques, desde donde se contempla el glaciar. A diferencia de lo que ocurre en el Pastoruri, el recorrido sobre el Perito Moreno está prohibido sin un guía autorizado y el pago de un monto adicional, que por cierto es una suma mucho mayor a los cinco soles que se paga por ingresar al nevado peruano.
Ortiz reconoce que no tienen un control eficiente del parque por la falta de personal. De los dieciocho guardaparques asignados para todo el parque, tres han renunciado, y no hay aprobación para contratar a otros, y otros tres cumplen labores administrativas. Sin vigilancia, las bolsas plásticas --que acumulan calor-- son abandonadas en varias zonas del nevado. Mientras más turistas hay, menos eficiente es el control. "Nosotros ya hemos alcanzado un informe técnico sobre lo que viene ocurriendo en este y el resto de nevados", precisa Marco Zapata, quien explica que le corresponde a la jefatura de Áreas Naturales Protegidas tomar las medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad de los glaciares. Sucede que si bien el calentamiento global es el responsable del retroceso de los glaciares, la presión turística podría acelerar en parte el deshielo. Marco Zapata cree que es necesario un estudio para determinar la carga turística que garantice buenas condiciones del Pastoruri.
El cierre del Pastoruri o la determinación de un tope al ingreso de turistas parece no estar dentro de los planes del Inrena. El responsable en Huaraz, Jean Ortiz, sostiene que se necesita un mayor esfuerzo. "No solo se trata de la presión turística; existe el problema del sobrepastoreo. Los pastos naturales, importantes para la retención del agua en la cuenca, están reduciendo su tamaño", advierte. Entre tantas advertencias, los planes de manejo para el Pastoruri aún no se conocen ni se escuchan.
GLACIALES TROPICALES
¿Cree que en verdad se derrita todo el nevado?", pregunta con inexplicable inocencia Cayo Sánchez, dirigente de la comunidad campesina de Catac, la más afectada con el retroceso del Pastoruri. Sin nevado no hay turismo, y sin este, la principal fuente de trabajo desaparece. En 1995 el Pastoruri tenía 1,8 km2 de superficie, pero el 2007 retrocedió a 1,1 km2.
En 23 años se ha derretido el 30% de los glaciares en el país. La Unidad de Glaciología ha reportado hasta el momento la desaparición de los glaciares de la Cordillera del Barroso (Tacna) y del glaciar Broggi (Áncash) el 2005. Con los años, el deshielo es más rápido. Entre 1948 y 1976, el Broggi retrocedía 13 metros por año, pero entre 1977 y el 2004 el promedio se elevó a 21 metros. Algo similar ocurre con el Pastoruri que de perder 12 metros de masa de hielo por año hasta 1990, ahora retrocede 23 metros cada año.
Pero no todos los glaciares retroceden con la misma intensidad. Marco Zapata cree que el Yanamarey desaparecerá probablemente antes que el Pastoruri, del que inmóviles observamos su acelerado final.
Alrededor del Pastoruri, además de dos lagos, se han formado varias quebradas por donde discurren las aguas del deshielo que alimentan el río Santa. No se conoce por el momento el número exacto de riachuelos formados ni los volúmenes de agua que se estarían perdiendo diariamente. La Unidad de Glaciología está elaborando un balance de las masas glaciares en el país, al final del cual conoceremos no solo la cantidad de agua perdida sino también los lagos que han surgido o desaparecido a causa del retroceso glaciar.
Pastoruri se extingue aceleradamente. Cuando en junio del año pasado Marco Zapata lo fotografió, el nevado era una sola masa de hielo. Tres meses más tarde, se había partido en dos. "Esta separación apresurará la deglaciación", dice el geólogo, y señala la enorme cresta de piedra que ahora divide la masa de hielo. La zona que recibe mayor presión turística es coincidentemente la que más hielo ha perdido.
Ubicado en el Parque Nacional Huascarán, el Pastoruri recibe alrededor de 160 mil visitantes por año. Aunque el cambio climático es el primer responsable de lo que ocurre con los nevados, Marco Zapata sostiene que también el turismo podría influir en la pérdida de hielo. "No sabemos en qué medida influirá, pero sí influye", asegura.
LA ERA DEL DESHIELO
Una mosca puede ser un síntoma del diagnóstico de la Cordillera Blanca. En las alturas de la comunidad campesina de Catac, en cuyas tierras se encuentra el Pastoruri, antes era imposible toparse con moscas sobrevolando en las narices. Pero lo que antes era improbable hoy es cotidiano. "Las moscas son sensibles a los cambios de temperatura", advierte Jean Ortiz, jefe del Parque Nacional Huascarán.
¿Qué otros efectos traerá el incremento de temperatura en la Cordillera Blanca? No se sabe. La investigación sobre el impacto en la biodiversidad es nula. "No hay presupuesto para este tipo de estudios. El presupuesto para el parque es de tan solo 53 mil soles", explica Ortiz, y compara esta cifra con el sueldo anual que percibe. "Es imposible garantizar la seguridad del parque con ese presupuesto. Por ejemplo, Machu Picchu cuenta con más de 4 millones de soles: 75 veces más.
La seguridad es el talón de Aquiles en la administración del Pastoruri. A pesar de que se han determinado las zonas de acceso y las restringidas, los visitantes no siempre las respetan. A falta de buena vigilancia, los turistas ingresan al nevado por donde mejor les plazca. El último miércoles, mientras lo recorríamos, hallamos pisadas frescas en un área supuestamente restringida y en una época en la que el Parque Nacional Huascarán está clausurado para el turismo.
En otros glaciares turísticos del continente, como el Perito Moreno, en Argentina, la seguridad es fundamental. Existe solo una y bien señalizada galería de acceso, custodiada por decenas de guardaparques, desde donde se contempla el glaciar. A diferencia de lo que ocurre en el Pastoruri, el recorrido sobre el Perito Moreno está prohibido sin un guía autorizado y el pago de un monto adicional, que por cierto es una suma mucho mayor a los cinco soles que se paga por ingresar al nevado peruano.
Ortiz reconoce que no tienen un control eficiente del parque por la falta de personal. De los dieciocho guardaparques asignados para todo el parque, tres han renunciado, y no hay aprobación para contratar a otros, y otros tres cumplen labores administrativas. Sin vigilancia, las bolsas plásticas --que acumulan calor-- son abandonadas en varias zonas del nevado. Mientras más turistas hay, menos eficiente es el control. "Nosotros ya hemos alcanzado un informe técnico sobre lo que viene ocurriendo en este y el resto de nevados", precisa Marco Zapata, quien explica que le corresponde a la jefatura de Áreas Naturales Protegidas tomar las medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad de los glaciares. Sucede que si bien el calentamiento global es el responsable del retroceso de los glaciares, la presión turística podría acelerar en parte el deshielo. Marco Zapata cree que es necesario un estudio para determinar la carga turística que garantice buenas condiciones del Pastoruri.
El cierre del Pastoruri o la determinación de un tope al ingreso de turistas parece no estar dentro de los planes del Inrena. El responsable en Huaraz, Jean Ortiz, sostiene que se necesita un mayor esfuerzo. "No solo se trata de la presión turística; existe el problema del sobrepastoreo. Los pastos naturales, importantes para la retención del agua en la cuenca, están reduciendo su tamaño", advierte. Entre tantas advertencias, los planes de manejo para el Pastoruri aún no se conocen ni se escuchan.
GLACIALES TROPICALES
¿Cree que en verdad se derrita todo el nevado?", pregunta con inexplicable inocencia Cayo Sánchez, dirigente de la comunidad campesina de Catac, la más afectada con el retroceso del Pastoruri. Sin nevado no hay turismo, y sin este, la principal fuente de trabajo desaparece. En 1995 el Pastoruri tenía 1,8 km2 de superficie, pero el 2007 retrocedió a 1,1 km2.
En 23 años se ha derretido el 30% de los glaciares en el país. La Unidad de Glaciología ha reportado hasta el momento la desaparición de los glaciares de la Cordillera del Barroso (Tacna) y del glaciar Broggi (Áncash) el 2005. Con los años, el deshielo es más rápido. Entre 1948 y 1976, el Broggi retrocedía 13 metros por año, pero entre 1977 y el 2004 el promedio se elevó a 21 metros. Algo similar ocurre con el Pastoruri que de perder 12 metros de masa de hielo por año hasta 1990, ahora retrocede 23 metros cada año.
Pero no todos los glaciares retroceden con la misma intensidad. Marco Zapata cree que el Yanamarey desaparecerá probablemente antes que el Pastoruri, del que inmóviles observamos su acelerado final.
Fuente: Diario El Comercio
Ver también:
Cordillera Blanca condenada a derretirse
Evolucion del desaparecido glaciar Broggi
Desaparece glaciar peruano por cambio climatico
2 comentarios:
tengo lindos recuerdo del pastoruri de los 90's me apena lo que le hemos hecho con nuestros constante "dearrollo" :( felicitaciones por el blog
Es verdad, por culpa del llamado desarrollo y de acostumbrarnos a una vida como la que llevamos, no nos percatamos del daño que hacemos a nuestras bellezas naturales. Una pena que el pastoruri un nevado que me trae muchos recuerdos, vaya a desaparecer
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