(Articulo escrito por el Hugo Ortega, que aunque habla de la realidad chilena, esta es similar que al del resto de paises latinoamericanos)
Los desechos industriales biodegradables son una fuente casi infinita de posibilidades de negocios que, además del beneficio económico, son más respetuosos con el medio ambiente y su protección.
En efecto, hoy día, con la ciencia y tecnología disponibles, deberíamos eliminar del diccionario dos palabras que expresan malamente lo que intentan definir: desechos y malezas. No existen, ni desechos ni malezas. Todos estos productos llamados así, tienen una función que jugar en el equilibrio de que nada se pierde, sino que se transforma.
La basura domiciliaria degradable, es decir, aquella que no es ni vidrio, ni plástico, ni metal, se transforma en energía para calefacción de los edificios. Santiago produce miles de toneladas diarias en que cientos de camiones retiran diariamente, presionándola para achicar sus volúmenes y tirarlas a un hoyo gigante que se llama vertedero, por no decirle basural. Las grandes ciudades modernas separan la basura en las casas residenciales y se llevan a una planta procesadora que la queman transformándola en calefacción, sin ningún nivel de contaminación ambiental. Resulta paradojal que nosotros, con una ciudad de seis millones de habitantes, todavía no seamos capaces de convencernos que es muy útil separar la basura en dos tipos.Los desechos industriales biodegradables son una fuente casi infinita de posibilidades de negocios que, además del beneficio económico, son más respetuosos con el medio ambiente y su protección.
En efecto, hoy día, con la ciencia y tecnología disponibles, deberíamos eliminar del diccionario dos palabras que expresan malamente lo que intentan definir: desechos y malezas. No existen, ni desechos ni malezas. Todos estos productos llamados así, tienen una función que jugar en el equilibrio de que nada se pierde, sino que se transforma.
Otro aspecto cultural chileno, que no apreciamos aún cuando lo tenemos en nuestras narices, son las aguas fluviales superficiales, contaminadas al máximo con los desechos de las aguas servidas. Las plantas purificadoras de aguas contaminadas producen dos beneficios indiscutibles para la sociedad. Primero, un agua limpia para una agricultura limpia y, segundo, un resto sólido de desechos degradados transformados en abonos para la agricultura. ¿Quién ha hecho esas inversiones hasta hoy día, sino los Gobiernos?
Cáscaras de frutas, restos de hortalizas, rastrojos de cultivos, son materia prima que con procesos adecuados, los transformamos en, principalmente, dos productos elementales para un desarrollo sustentable: abono o humus para la fertilidad de los suelos y alimentos para el ganado.
¿Cuál es el destino de estos “desechos” agrícolas hoy día? Tirarlos a las aguas de los ríos para que tengan como destino final, las aguas del mar.
Estas son las materias que las escuelas rurales y urbanas deben enseñar a fondo en todos sus niveles. Hace miles de años, la humanidad dio un tremendo paso al progreso cuando dominó el fuego y pudo transformar el agua en vapor, lo que dio origen a la revolución industrial. El próximo paso es cuando sepamos dominar la transformación de la basura, para hacer de todo esto un mundo sustentable.
Fuente: Cronicadigital
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