Fritolimpio es el nombre que han dado estas dos inventoras a su producto, fabricado a base de otras grasas saturadas. Lo han empezado a comercializar hace apenas un par de semanas en forma de escamas. Éstas se distribuyen sobre el aceite de cocina recién usado, en la sartén o la freidora. Se remueve, se espera... Y el resultado es una especie de flan duro que, por descontado "¡no se come!", exclama Cecilia, mientras parte una ración de grasiento producto.
El aceite, ya sólido, arrastra los residuos que deja la freidora o los que se quedan en la sartén, "con lo que su limpieza es más cómoda". Todo ello se puede tirar a la basura, donde la contaminación es menor a la del agua, aunque lo ideal es llevar ese 'mejunje' al punto limpio. Allí es posible reciclarlo y fabricar biocarburantes o, sin llegar a eso, hacer lo que se ha hecho toda la vida: jabón.
Inventoras gracias a Google
En realidad, el grupo de ácidos insaturados es el que agrupa a los aceites líquidos, como el de girasol u oliva que se utiliza en cocina. Si una grasa se satura, se vuelve sólida. Para ello se puede utilizar el proceso de hidrogenización a 'grasas trans', relativamente común en cierta industria alimentaria. En este caso, el proceso no se aplica para crear un alimento, sino el residuo, aunque planteamiento químico es similar.
La cocina de Cecilia ha sido testigo de este proceso. Ha sido uno de los campos de experimentación "durante un año, en que estuvimos haciendo pruebas, hasta que salió". Dieron con la dosis de producto clave: Una cucharada sopera por cada cuarto de litro de aceite. La pasta resultante se puede devolver a estado líquido tras someterla a alta temperatura.
El mercado, dicen, ha reaccionado muy bien a su producto. Está en fase de lanzamiento "y no tenemos por ahora una producción masiva, porque todo lo hacemos nosotras dos, desde las etiquetas, hasta la labor de campo para vendérselo a las grandes superficies". Cada bote de Fritolimpio no llega a los dos euros de precio.
Millones de litros de agua contaminada
En los hogares españoles, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que manejan estas empresarias, se utilizan al año 97 millones de litros de aceite de cocina para fritura. Esto son más de dos terceras partes el total de aceite consumido en España. Hay estudios que certifican que un litro de este aceite podría contaminar un millón de litros de agua. Si un tercio del usado se convierte en residuo, podríamos contaminar 33 millones de agua cada año.
Incluso sin reciclar, el aceite sólido, en un vertedero, se termina biodegradando, mezclado con el resto de residuos. Por eso es preferible esta solución, a dejar correr la grasa por las tuberías, donde también se convierte en un agente dañino para las cañerías.
Fuente: ElMundo.es
1 comentarios:
Muy buena información.
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