Articulo muy interesante escrito por Gabriel Sanhueza Suárez y extraido del Diario La Nación de Chile, en el que se habla de la importancia de las enerias renovables en el futuro del hermano pais, pero que refleja también la importancia de las mismas en el resto de paises latinoamericanos.
"Hoy está la oportunidad única de ser libres, independientes energéticamente en menos de cinco años. La oportunidad de convertirnos en líder mundial en la materia si emprendemos el camino de las energías renovables y la eficiencia".
PREOCUPACIÓN CAUSA la profusión de argumentos que abogan con ligereza por la energía nuclear, la edificación de megarrepresas y otros proyectos cuestionables, sin que se mencionen las posibilidades de las energías renovables y la eficiencia energética. Chile, dicen, debe emprender sin demora la ruta nuclear; no hacerlo sería irresponsable. Sorprende que se la catalogue de "segura y limpia".
Hace más de 20 años, desde Chernobyl, cuyos dramáticos efectos aún se viven, pocos países modernos y democráticos consideran lo nuclear como una alternativa segura de provisión de energía. Tampoco es limpia, porque produce residuos extrema peligrosidad para los que no se tiene respuesta. En 2007, la mayor central atómica del mundo (en Niagata, Japón), tras un terremoto sufrió un grave accidente. La compañía Tokyo Electric Power debió cesar sus actividades. La ONU la acusó de calcular mal el riesgo y el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed El Baradei, aseguró que el reactor no estaba preparado para un terremoto de esa magnitud.
Países como Dinamarca, Holanda, España y Alemania dejaron el camino nuclear y emprendieron el de las energías renovables no contaminantes, que ven como la mejor solución, por la seguridad energética, la protección ambiental y la viabilidad económica. Igual se pronuncian los científicos, que indican que el único camino para revertir el cambio climático es la conservación de la naturaleza, la eficiencia energética y las energías renovables.
Incomprensible que Chile quiera ir para atrás e invertir en tecnologías que los países industriales abandonan. Sorprende que se arguya que es la solución a la crisis energética. Es imposible que la palien y menos que sea una solución ni siquiera en el largo plazo. Argentina, Brasil y México demoraron décadas para desarrollar sus plantas y los costos se excedieron en miles de millones de dólares. En Brasil, Angra I iba a funcionar en 1972: sólo lo hizo en 1985. Angra II estaba planificada para 1983, recién empezó a operar en 2000. Angra III entraría lista en 1984, dicen que lo hará en 2013, 29 años después y con un costo mayor de 3 mil 500 millones de dólares. En México las dos plantas, Laguna Verde I y Laguna Verde II, han demorado en promedio 18 y 23 años, respectivamente. En Argentina, Atucha II, vendido como el revival nuclear en el continente ha demorado 25 años. Estaba programado para 1982 y en teoría lo haría este año, con un costo extra de más de 3 mil millones de dólares sobre lo presupuestado.
Si Chile desarrollara una industria nuclear en menos de quince años tendría el récord mundial, pero no serviría para superar la coyuntura. ¿Quiénes están detrás del entusiasmo atómico? Primero, la industria nuclear, que requiere vender su tecnología para financiar el sobreprecio con que opera. Hay sólo tres países con reservas industriales de uranio: Australia, Canadá y Kazajstán, elemento que en 20 años escaseará y cuyo precio es exorbitante. La libra de uranio pasó de siete dólares en 2001 a 95 dólares hoy. La industria tiene hoy mayores costos, dependencia y escasez.
Segundo, megaintereses geopolíticos y la industria militar de muchos países, porque con el mismo uranio para generar electricidad se puede improvisar en inventos militares, aquí en el sur del mundo. Tercero, diferentes actores vinculados al lobby atómico. Los nucleares son proyectos que empiezan con presupuesto fijo que se hace ilimitado. Se arguyen principios de seguridad e impera el secretismo, que no pocas veces oculta otro tema: corrupción.
En Chile, que tiene opciones de generación energética menos costosas y que son en verdad seguras, autónomas, propias, limpias, de futuro y sobre todo sustentables, hablar de energía nuclear es por decir lo menos inadecuado, obsoleto y peligroso. Chile es privilegiado en el mundo por posibilidades energéticas, como la biomasa, la eólica, la geotérmica, la solar, la oceánica y las microcentrales hidráulicas. Si a eso se agrega la eficiencia energética se tiene un potencial que cubre las expectativas de desarrollo por años, no sólo de Chile, sino de muchos otros países.
Hoy está la oportunidad única de ser libres, independientes energéticamente en menos de cinco años. La oportunidad de convertirnos en líder mundial en la materia si emprendemos, con decisión y audacia, el camino de las energías renovables y la eficiencia. Sin embargo, hay que vencer las inmensas resistencias y presiones del lobby económico que controla la energía. No escuchar, sobre todo el Gobierno, a quienes plantean soluciones añejas, costosas y con altos grados de dependencia
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